Nuestros habladores de mesa le harán justicia a todos los espacios cotidianos donde amamos tener buenas conversaciones acompañadas de una cerveza o un café.
Como las buenas conversaciones comienzan con buenas preguntas, los portavasos de VLD! son una invitación a conocernos mejor a través de preguntas tan divertidas y profundas como tu creatividad e imaginación.
¿Cuándo fue la primera vez que ...?
¿Qué preferirías entre...?
¿Cómo te sientes respecto a...?
¿Dónde te gustaría...?
¿Qué piensas sobre...?
¿Por qué...?
Si tienes un café, cervecería, restaurante/bar o librería, y te gustaría tener nuestros habladores en tu espacio, ¡escríbenos y hacemos una alianza!
Realizando un aporte voluntario mínimo de $10.000 COP cada vez que participes, haces posible que VLD! siga existiendo y con él la oportunidad de que más personas aprendan el diálogo como herramienta para la vida.
Nuestros espacios funcionan bajo un acuerdo de participación que todas las personas debemos respetar durante la conversación. Te invitamos a leerlo a continuación para que tu experiencia en VLD! esté a la altura de tus expectativas.
Mantener la cámara encendida demuestra atención, hace más efectiva la comunicación y facilita la escucha activa, haciendo de la videollamada una experiencia más humana.
Para que todos tengamos la oportunidad de participar por igual, el anfitrión del espacio te pedirá amablemente que concluyas tu intervención cuando estés llegando a los 4 minutos.
Reserva tu cupo únicamente si dispones del tiempo para estar durante toda la conversación. Asegúrate de poder participar activamente sin distraerte con otras actividades.
Aquí no hay lugar para insultos, gritos u otro tipo de ataques. Cuando juzgues una idea con la que no estés de acuerdo, hazlo con argumentos para que tu crítica sea siempre constructiva.
Para que la conversación sea fluida y ordenada, en nuestros espacios únicamente habla quien tiene la palabra mientras los demás escuchamos con respeto y atención.
Te invitamos a hilar tus ideas con las intervenciones anteriores para no fragmentar ni distorsionar el tema central de la conversación.
El propósito de nuestros espacios es compartir y aprender, no convencer, imponer ni llegar a consensos.